El bootcamp fue un desafío transformador. Poco a poco, ese cuarto oscuro en el que vivía comenzó a llenarse de luz. Fue una experiencia de aprendizaje que viví con miedo y en completa vulnerabilidad… pero también con emoción y logros. Recuerdo el impacto de compartir con mujeres increíbles y de esa sensación de pertenencia. Decidí mantenerme en el camino pase lo que pase, para mí nunca fue una opción abandonar. Eventualmente, pasé de la incertidumbre a descubrir un camino claro para mi.

Siempre digo que Laboratoria me salvó. La chica que empezó el bootcamp, no es la misma que lo terminó. Al graduarme, tuve la oportunidad de trabajar en el BID como diseñadora UX para la división de Educación. Ser parte de un equipo con más de 50 personas de diferentes países, formaciones, edades, de las mejores universidades del mundo o con las más diversas experiencias, fue muy gratificante y empoderador para mí. Ahora soy co-fundadora y CEO de Garabatos LAB, un laboratorio de innovación y tecnología que busca equilibrar experiencias excepcionales para el usuario con conversiones comerciales efectivas, y embajadora de Woman Techmakers, una gran comunidades tech en el mundo.

Hoy miro hacia atrás y no puedo evitar llorar. Porque fue, sin duda, uno de los grandes hitos de mi vida. Con estas experiencias, mi crecimiento personal y profesional han sido increíbles; ahora tengo herramientas que me permiten aspirar a nuevos horizontes, cada vez más desafiantes. He sido capaz de desenvolverme en ambientes laborales internacionales muy competitivos, aumentar mi salario, mejorar mis beneficios laborales, trabajar desde cualquier parte del mundo… y mi calidad de vida se volvió superior a cuando empecé.

Sobre todo, y lo más importante, es que ahora siento que no tengo límites.